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Tatuajes y Jesús en tu corazón

Mi amigo Tony tiene un dulce tatuaje de Gálatas 2:20 sobre las costillas. Tony llegó a confiar en Jesús a mediados de la década de sus 20 años, y eso hace que las palabras sean muy poderosas. “Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”. Si conocieras a Tony, sabrías lo cierto que es eso. El viejo Tony no le oraba a Jesús, no se reunía para adorar a Jesús, no les contaba a sus hijos acerca de Jesús y no confiaba en Jesús para que lo hiciera justo delante de Dios. Pero esa versión de Tony está muerta, fue crucificada con Cristo. Ahora el nuevo Tony está vivo, pues Jesús vive en su corazón y dirige sus pasos.

Es posible que nunca te tatúes ese pasaje en la piel, pero espero que, al igual que Tony, saborees la belleza de esas palabras. Jesús vive en nosotros. Nosotros le tememos a Dios, amamos a Dios y confiamos en Dios porque Jesús vive en nosotros. Odiamos nuestro pecado, incluso mientras luchamos contra él, porque Jesús vive en nosotros. Anhelamos ver el rostro de nuestro Padre, mil millones de veces más de lo que queremos ganar mil millones de dólares, porque Jesús vive en nosotros. Sabemos que somos perdonados y adorados por el Dios que dirige el universo, porque Jesús vive en nosotros.

No, todavía no somos lo que algún día seremos. Pero no somos lo que una vez fuimos. Por la gracia de Dios, somos lo que somos: los hijos de Dios. Las personas que murieron al pecado y son resucitadas para vivir cada día con Jesús.