Más Allá De Los ObstáculosMuestra

Quiero comenzar citando a Andy Stanley:“Es tu dirección, no tu intención lo que determina tu destino”.

Todo empezó en 2004 en las olimpiadas de Atenas. Matt Emmons partía como gran favorito en la modalidad de Tiro con Carabina. Había liderado la prueba durante toda la competición, y llegaba líder con ventaja al último disparo. Le bastaba con sacar una puntuación muy asequible para conseguir el añorado oro olímpico. Se preparó para hacer el último y decisivo disparo. Su concentración era máxima, pero, al parecer, sus nervios fueron aún mayores. En vez de disparar a su diana disparó a la de otro tirador de la calle del lado. Lógicamente sumó cero puntos y pasó de la primera posición, al cuarto puesto, ni el bronce se llevó. Todo el pabellón se quedó en silencio. Nadie podía creer lo que había pasado.

En el 2008, Matt acudía a las olimpiadas de Pekín en busca del oro, que se le había escapado 4 años antes en la modalidad de Tiro con Carabina a tres posiciones. Lideró toda la prueba y llegaba en primera posición a falta del último tiro. ¿Nos suena no? esta vez, su distancia sobre el segundo clasificado era aún mayor que hacía cuatro años. Bastaba con que hiciera un tiro malo, para que se llevara el oro. Sólo un tiro horrible, casi amateur, podía quitarle el preciado metal. Todo el pabellón contenía la respiración. Matt no se decidía a tirar. Miró no sé cuántas veces que estaba apuntando a la diana correcta, a la suya. Cuando estaba repasando una y otra vez que estaba todo correcto deslizó sin darse cuenta el dedo por el gatillo y su carabina se disparó sola, cuando ni siquiera estaba apuntando. Has leído bien, otra vez el oro se le escapaba.

La historia de Matt Emmons nos recuerda que las intenciones son vitales pero lo que vale es aquello que terminas. El sabio Salomón así lo dijo en Eclesiastés:"Vale más el fin de algo, que su principio".

Mi interés es ayudarte a que enfoques toda tu atención en esas cosas que si las culminas te llevarán a otro nivel; quizás es una conversación, una llamada, finalizar un proyecto, llamar a algunos clientes, darle fin a una relación o simplemente romper el ciclo de ese pecado que ha estado deteniéndote, y con la ayuda de Dios puedas culminarlo y sentir un avance.

¿En qué área de tu vida necesitas enfocarte?

¿Qué necesitas culminar?