Un Espíritu CorrectoMuestra

Día 8: Espíritu Perdonador

Varias veces me encuentro a mí mismo pensando con enojo, celos o juicio sobre otras personas, e inmediatamente sé que mi espíritu está incorrecto y necesito rápidamente arrodillarme y orar pidiendo a Dios perdón y que ponga mi corazón y espíritu en el lugar correcto. 

Tu interior es lo que define si alcanzas o no las metas que tienes propuestas, pues la vida fluye de lo que hay dentro tuyo. Una de las cosas que más te van a detener es la falta de perdón y el rencor. Sólo falta una herida hacia una persona para contaminar todo tu corazón y que esto afecte tu pensar, decir, sentir y hacer. 

Hay que estar muy pendientes de nuestros pensamientos porque estos son los que normalmente nos indican lo que hay en el corazón. Puede comenzar con un pensamiento aparentemente de justicia, acerca de lo que te mereces y el otro no, o de recordar lo que sentiste cuando te hicieron o dijeron aquello que te molestó y de nuevo vuelves a sentirlo. Todo esto te muestra que hay algo en tu espíritu que no está correcto y que debes rendirlo a Dios. 

El rencor es un veneno que te tomas y esperas que le haga daño al otro, pero al final sólo te está haciendo daño a ti mismo. La falta de perdón es la muerte lenta del espíritu correcto.

Dicen que el tiempo lo cura todo, pero es una gran mentira. Cuando tienes una herida y no decides hacer algo al respecto con ella y perdonar, el tiempo solo la va a empeorar y cada vez será más difícil restaurar esa relación y por lo tanto, restaurar tu espíritu. Entre más tiempo esperes, más se contaminará tu ser entero. 

Mantener un espíritu saludable y recto va a requerir que perdones, rendir lo que crees merecer y dejar a Dios trabajar en esas heridas que tienes. Dios nos pide no presentar ofrendas (servicio, adoración, etc.) con un espíritu en ese estado, pues Jesús enseñó en Mateo 5:22: NIV Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al fuego del infierno.

Al vivir una vida con un espíritu que perdona, vivirás más libre, más alegre, con menos carga, sin amargura y podrás ser usado por Dios en mayor forma. 

Dinámica: 

- Haz una lista de las personas que debes perdonar. En oración decide perdonarlas y contáctalas para restaurar esa relación.

- Pasa un tiempo en oración, pidiéndole a Dios que sane tu espíritu y corazón.