Negocios con DiosMuestra

La generosidad es uno de los temas más difíciles. Primero, normalmente pensamos que los demás quieren algo de nosotros cuando escuchamos sobre ello. En segundo lugar, ¡a menudo otros quieren algo de nosotros cuando se habla de ello! En tercer lugar, significa que nosotros perdemos y otros ganan.

Dar es tan extraño. Desde fuera parece como si nos dejásemos robar voluntariamente. De nuevo, nada más lejos de la realidad. 

Cuando escogemos dar, mostramos cuánto nos parecemos a Dios. Dios nos ha dado lo mejor. Mientras que nosotros nos volvemos tacaños cuando las cosas se vuelven personales y nos cuestan mucho a nosotros o a nuestras familias, ¡Dios se vuelve extravagante! Él nos dio el regalo más grande que jamás recibiremos, por toda la eternidad. Nos dio a Jesús. 

Para muchos la generosidad es el último pensamiento. Para Dios es Su primer pensamiento. La generosidad y amabilidad es el corazón de Su naturaleza. El enemigo roba, pero Dios da. Mientras nosotros damos a disgusto, Él da con emoción, gozo y expectativa. Él incluso encuentra gozo en dar cuando mostramos ¡cero agradecimiento!

En un mundo obsesionado con valores comerciales y mantener los gastos generales bajos, Dios está suscitando individuos que quieren ser tan extravagantes con los demás como sea posible. Está buscando gente que adopte Su gozo y entusiasmo, encontrando más recompensa en dar que en recibir, siendo generosos con su tiempo, talento, energía, recursos y la propiedad intelectual. 

Él busca gente que pague salarios injustamente buenos, que impulse el valor añadido, que mejore el medio ambiente, que conceda préstamos a cero interés (sin tener recaudadores de deudas empleados o contratados) y que demuestren, más allá de toda sombra de duda, la bondad de Dios. Que lo haga sin necesidad de reconocimiento ni aplausos. Dios ama que nosotros simplemente disfrutemos ayudando a otros y encontramos en Él nuestra mayor recompensa. 

Quizás somos reacios a dar porque no somos conscientes de que ya tenemos todo. Estoy convencido de que si el joven rico hubiera visto de verdad a Jesús, no hubiera tenido duda de liquidar su fortuna, dándolo todo a los demás y perdiendo todos sus derechos. 

Verdaderamente si tenemos a Jesús, lo tenemos todo. Nada es más valioso que estar con Él. Jesús es la plenitud de la sabiduría. Él lo posee todo. Es la persona más hermosa. No hay nadie más valiente y con corazón más tierno que Él. No hay paz mayor que estar en su presencia. Él es nuestro mayor gozo y enorme posesión. Nada más importa. 

Y hay tanto gozo que experimentar cuando dejamos que Su naturaleza generosa rebose en nosotros. Oro que todo este gozo sea vuestro en abundancia.

Estas son la preguntas finales:

1. ¿Qué indecisiones experimentas cuando Dios te pide ser generoso? 

2. ¿Cómo te está pidiendo Dios que colabores con Él para exhibir Su generosidad radical?