Manejando la IncertidumbreMuestra

Practica Estar Quieto 

“El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.” - Éxodo 14:14 

Justo después de escapar de Egipto, Moisés animó a los israelitas con estas palabras. Quizás el entendía que nuestra reacción natural en momentos de incertidumbre es saltar entre la ansidad y la desesperación. 

Los sentimientos de incertidumbre pueden hacer que la corteza prefrontal de su cerebro se “cierre” y perjudique su capacidad para resolver problemas, prestar atención y mantenerse flexible. Esto aumenta sus posibilidades de involucrarse en un comportamiento irracional y lo hace más propenso a la ansiedad, la depresión y el estrés. 

Por eso es importante que fijes tu mente en lo que importa al centrar tu corazón en las verdades de Dios. La quietud es una disciplina que requiere práctica continua y consciente, pero el acto de quietud agudiza nuestros sentidos y nos hace más conscientes de la presencia de Dios en nuestras circunstancias presentes.  

Entonces, ¿cómo practicas estar quieto? Una forma práctica es recorrer los 3 pasos de acción discutidos esta semana: 

1. Reconoce tus limitaciones: Dedique un par de minutos a prestar atención a lo que siente y nombre esas emociones. Date permiso para no sentirte bien. Este proceso ayuda a romper el ciclo de pensamientos intrusivos y ansiosos, y ayuda a que su cerebro comience a pensar en nuevas formas de manejar situaciones inciertas. 

   
   

2. Establece tus expectativas¿Qué es lo que actualmente te hace sentir ansioso o temeroso? Visualízate poniendo esas preocupaciones en una caja y luego entrégasela a Dios. Pídele que reemplace tus preocupaciones con recordatorios de sus promesas. (Es posible que deba repetir este proceso varias veces antes de sentirse listo para continuar). 

   
   

3. Aprópiate de las Declaraciones de Dios: Pase al menos 5 minutos sumergido en las promesas de Dios. Imagínate vistiéndolas como ropa y pídele a Dios que te muestre en cuáles quiere que te concentres ese día. (Algunos días, puede parecer que Dios tiene mucho que decir, y otros días, puede parecer que Dios está callado. Ambas son fluctuaciones normales y naturales en las relaciones saludables.) 

   
   

Independientemente lo que enfrente en las próximas semanas, recuerde que nada de lo que experimente es incierto para Dios. Él estuvo trabajando en tu pasado, está aquí en tu presente y tiene tu futuro. Aférrate a Sus promesas y confía en que Él es bueno.