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El Padre NuestroMuestra

The Lord's Prayer

DÍA 8 DE 8

Perspectiva


Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre. Amén.


Esta frase final del Padrenuestro no aparece en los manuscritos más antiguos del Nuevo Testamento y, aunque casi siempre se dice en las iglesias, la mayoría de las traducciones modernas de la Biblia la relegan a una nota a pie de página. Personalmente, me aferro a ello. Una razón es que las oraciones judías en la época de Jesús generalmente terminaban con algún tipo de bendición a Dios y es probable que los primeros cristianos hicieran algo similar. Otra razón, es que la oración comienza con alabanza y es una buena idea terminarla con una nota similar. Y finalmente, si se omite esta cláusula, te quedas en una situación muy incómoda en la que lo último que oras se refiere al “maligno”. Creo que es importante recordarnos al orar que aquí, como en la historia, el diablo no tiene la última palabra.



Lo que hace esta frase final es animarnos a dar un paso atrás en nuestras oraciones por provisión, perdón y protección para ver el panorama general. Pone nuestra existencia en perspectiva. Déjame llamar tu atención sobre tres cosas.



La primera es que se nos recuerda que el reino debe ser la prioridad de nuestras vidas. Todos nos enfrentamos a infinitas opciones en la vida, como qué trabajo aceptar, cómo gastar nuestro tiempo o nuestro dinero. Estas elecciones distraen y pueden fácilmente dominar nuestro pensamiento. Aquí Dios dice que levantes tus ojos de esas preocupaciones que te preocupan: esa gran presentación, el estado del coche, tu saldo bancario en problemas o ese dolor en tu hombro y mires hacia el reino de Dios.



La segunda es que esta frase nos recuerda que el propósito de nuestras vidas es construir el reino de Dios y darle la gloria. Hay un cartel famoso, de hecho notorio, de la Primera Guerra Mundial en el que una niña, sentada en el regazo de su padre, le pregunta: "Papá, ¿qué hiciste TÚ en la Gran Guerra?" La expresión incómoda del padre sugiere que la respuesta fue: "Muy poco". Pero pasemos esa pregunta de una guerra pasada a nuestra existencia actual. Como puedes observar, es una pregunta que, de diversas formas, persigue a muchas personas jubiladas o al final de sus vidas. ‘¿Qué hice con todas las horas que Dios me dio? ¿En qué gasté mi energía? ¿Qué he logrado de valor duradero?’ La realidad es que la única meta de la existencia humana que vale eternamente la pena es el reino de Dios.



La tercera es que se nos recuerda que debemos apoderarnos del poder de Dios en nuestras vidas. El Padrenuestro nos desafía y exige nuestras vidas. Tratar de buscar vivir esta oración con nuestras propias fuerzas es una receta para el estrés, el agotamiento y el fracaso. Nuestra única esperanza es buscar el poder del Espíritu Santo para ayudarnos.



Finalmente, déjame comentar esa pequeña palabra Amén. Decir Amén es comprometerse con lo dicho. Es decir, en efecto, ¡que suceda! Es como cerrar una carta con una firma, levantar la mano en señal de acuerdo ante alguna moción o incluso presionar el botón de enviar en un correo electrónico. ¡Le estamos diciendo a Dios, todo lo que hemos orado, ‘que suceda’! 



En fin, sobre todo lo que has orado en toda esta oración, que al final puedas decir con confianza: Amén



¡Y deja que Dios te responda!





Día 7

Acerca de este Plan

The Lord's Prayer

Únase a J. John en un estudio de ocho días sobre el Padre Nuestro, esa enseñanza increíblemente profunda y útil dada por Jesús sobre cómo debemos orar.

Queremos dar las gracias a J JOHN por facilitarnos este plan. Para más información, visite: https://canonjjohn.com

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