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DÍA 3 DE 21


Guiado por el Espíritu


Por S. George Thomas


Amy creció en inglesias y escuelas religiosas con espectativas estrictas, y no podía esperar para graduarse y liberarse de todas las reglas y la constante vergüenza que sentía cada vez que se equivocaba. Cuando se graduó y comenzó a vivir la vida independientemente, se encontró eventualmente soltera y embarazada a los 19 años. Con miedo y sin nadie a quien recurrir, Amy se sentía sola y confundida—tanto que estaba pensando en hacerse un aborto aunque sabía que no era la opción correcta. Ella solo necesitaba una persona que la aceptara. Necesitaba que alguien le dijera que todo estaría bien. Necesitaba un amigo.


Amy fue a una clínica de aborción, y el técnico que hacía las ecografías le dijo que como ya tenía casi siete semanas de embarazo, ya no tenía más opción que quedarse al bebé, darlo en adopción o abortar. Sin saber qué hacer, Amy se fue a casa, asustada y sintiéndose sola. Luego, de la nada, su teléfono sonó. Era Sacha, una vieja amiga de la escuela que había resultado embarazada en su último año del bachillerato. Amy le contó a Sacha su situación y con qué opciones estaba luchando. Animándola y edificándola, Sacha se mantuvo con ella al teléfono hasta que estuvo segura de que Amy sabía que este embarazo no era el fin. Sacha le dijo a Amy que era solo el comienzo, Dios sería fiel y transformaría todo para bien, y su bebé sería una gran bendición.


Amy decidió quedarse con el bebé y pronto se casó con el amor de su vida. El bebé nació y decidió llamarlo Jess que significa “regalo de Dios.”


Mientras estaba en una conferencia en la Iglesia Gateway en 2008, Amy escuchó hablar a Christine Caine sobre buscar a Dios para encontrar Su llamado para tu vida. La última mañana de la conferencia, Dios le dio a Amy una visión: ella vio imágenes de su día en la clínica de aborción, llena de tristeza y soledad; pero luego la visión cambió y vio su vida llena y feliz con sus hermosos hijos y su esposo. Terminó con ella ayudando a una mujer soltera embarazada y celebrándole un fiesta de bienvenida para el bebé. Después, Amy habló con su amiga Salina, que había estado con ella en la conferencia y ¡se enteró que ella también escuchó de Dios que debía ayudar a "madres y bebés!"


Seis meses después, luego de varias reuniones y de recibir entrenamiento, Amy y Salina comenzaron un programa para mujeres solteras y embarazadas llamado "Acepta la gracia." Este grupo ministra mujeres jóvenes animándolas y enseñándoles cómo la gracia de Dios cubre todo; simplemente necesitan recibir Su regalo. Desde que el grupo comenzó, han sido testigos de muchos milagros y vidas transformadas. Y todo comenzó por la amiga de Amy, Sacha, que fue sensible a la guía del Espíritu de tomar el teléfono y hacer una simple llamada.


El libro de Hechos nos habla de otro individuo que fue sensible a la guía del Espíritu Santo y estuvo dispuesto a abrirse a lo que Dios tuviera en mente. Cuando la iglesia primitiva comenzó, creció tan rápido y tan exponencialmente que fue muy difícil para los apóstoles distribuir comida y dinero para satisfacer las necesidaes de sus miembros sin desatender su ministerio principal de oración y predicación. Algunas viudas vinieron a ellos a quejarse que habían sido olvidadas y no habían recibido su ración justa de comida y dinero. Los doce apóstoles, dándose cuenta de que alguien debía ser responsable de administrar las operaciones diarias de la iglesia, asignaron a un grupo de siete hombres llenos de fe, sabiduría y el Espíritu Santo para supervisar esta necesidad crítica. Felipe era uno de esos siete escogidos.


Un día, un ángel del Señor vino a Felipe y le dijo: "Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.” Aunque ese camino particular era de unas 50 millas a través del desierto y aunque no le dieron la razón de su viaje o a dónde lo llevaría, Felipe obedeció y fue a donde Dios le dijo que fuera—sin preguntas, sin vacilación.


No sabemos cuánto caminó Felipe en ese camino caliente y polvoriento a través del desierto antes de escuchar el sonido de un carro tirado por caballos que venía detrás de él. Mientras el carro pasó volando a su lado, Felipe pudo ver a un oficial etíope sentado leyendo un manuscrito. En ese momento, el Espíritu Santo le habló a Felipe y le dijo que que se acercara al carro. Aunque el carro era tirado por caballos y Felipe iba a pie, una vez más, no dudó ni cuestionó. Simplemente obedeció y comenzó a correr.


Cuando Felipe se acercó al carro, escuchó al oficial Etíope leyendo en voz alta una porción de las escrituras del profeta Isaías. Corriendo al lado el carro, Felipe le preguntó al hombre "¿entiendes lo que lees?”. Él respondió “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” El oficial detuvo el carro e invitó a Felipe que subiera y se sentara con él. Mientras los dos hombres continuaban su viaje por el camino, Felipe comenzó a explicarle cómo el pasaje de Isaías era una profecía de cientos de años de antigüedad y que recientemente había sido cumplida a través de Jesús, el Hijo de Dios, que había sido crucificado y tres días más tarde había resucitado.


Este mensaje de buenas nuevas resonó tan fuertemente en el corazón del etíope que se emocionó. Al ver una fuente de agua le preguntó a Felipe “¿qué impide que yo sea bautizado?” Felipe llevó al hombre al agua y lo bautizó. Mientras salían del agua, ¡Felipe desapareció de repente! Después de obedecer al Señor y cumplir lo que el Señor lo había enviado a hacer, el Espíritu Santo arrebató a Felipe. Más tarde apareció en la ciudad de Asdod, a unas 19 millas de Gaza, donde continuó predicando el evangelio a donde iba. Mientras tanto, el oficial continuó su viaje a Etiopía lleno de gozo y emoción de compartir las buenas nuevas de Jesús con su pueblo.


Felipe, Sacha, y Amy todos fueron a donde Dios quería que fueran … al lugar correcto, en el momento correcto. Más importante aún, fueron sensibles para oír, creer y obedecer al Espíritu Santo. Porque Sacha estuvo dispuesta a obedecer el impulso del Espíritu Santo de llamar a su amiga, no sólo se transformó la vida de Amy, sino, a la larga, también la de su familia y la de muchas otras mujeres que han venido al grupo de apoyo "Acepta la gracia." De igual manera, Felipe fue sensible a la guía del Espíritu Santo aunque no tenía sentido y parecía un poco loco. Con todo, él obedeció, y como resultado de su disposición y apertura a escuchar, creer y obedecer al Espíritu Santo, la vida del etíope fue cambiada y con él la vida de todos con los que compartió el evangelio.


¿Estás tú— como Amy Sacha y Felipe—sintonizado con la voz del Espíritu Santo y eres sensible a su guía? Pídele al Espíritu Santo hoy que te muestre formas específicas de alcanzar a otros y mostrar Su amor a los que te rodean.


Versículo de memoria

"Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos." Mateo 16:19


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Acerca de este Plan

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Este devocional de 21 días de Gateway Church busca animarte e inspirarte a seguir la Gran Comisión de Jesús: "Vayan por todo el mundo y anuncien las Buenas Nuevas a toda criatura" (Marcos 16:15 NVI).

Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proveer este Plan. Para más información, por favor visita: https://gatewaypeople.com

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