La MansedumbreMuestra

Jesús se identifica con el pan. Dice: «Yo soy el pan que da vida». Hace una comparación entre un bien material que buscamos diariamente y el bien espiritual que necesitamos diariamente.

Compara el pan material que nos da vida, pero lo volvemos a necesitar, porque volvemos a tener hambre.  Creer en Él, confiar en Él, es el pan que nos da sustento para siempre y nos promete que si morimos en el intento por vivir en esta vida, pero creyendo en Él, realmente viviremos para siempre.

¿Qué tiene que ver esto con la mansedumbre o humildad?

La humildad empieza por reconocer que necesitas a Dios y por hacer de Él tu pan diario. Como dice el Salmo 14:1-6: «El malo dice en su corazón que Dios no existe». Más que a confesarnos, lo que el salmo nos enseña es que cuando un ser humano no cree que Dios interviene en los asuntos de la vida diaria, esa persona desarrolla la maldad en su interior,  se comporta de forma corrupta, hace el mal, se llena de comida, actúa incorrectamente con los humildes, y cuando habla de los humildes se refiere a quienes procuran seguir a Dios.

Por otro lado, el salmo nos dice que Dios busca gente inteligente, llama inteligentes a aquellos que lo buscan y lo siguen. Afirma que a los humildes los defiende Dios. En otras palabras, el manso y humilde de corazón es aquel que perdura bajo el cuidado de Dios.