Información del plan
Serie «El Señor te mantiene a salvo»: ¡Tengo tanto miedo!Muestra
Me siento sin esperanza
Si hay algo que debemos entender los hijos de Dios es que, mientras estemos en este mundo, tendremos problemas, aflicciones, dolor y sufrimiento. Cuando vemos lo que sucede a nuestro alrededor, la condición de la gente, el pecado que aprovecha la ocasión y la maldad que se extiende en cada rincón, nos hace pensar que ya no hay esperanza, Que no vale la pena siquiera el esfuerzo de vivir. Este sentir ha llevado a muchos, no solo a abandonar sus proyectos de vida, sino que se han limitado a existir.
Pero nuestro Padre celestial no ha perdido el gobierno de estas situaciones mundiales, ni de tu vida. Él nos ama, nos amó y nos seguirá amando. Esto cambia la perspectiva de la vida. Nos ama tanto que nos hizo sus hijos. No solo nos dice: «Te amo». No son solo palabras, es una realidad. Su amor nos da esperanza. Su amor nos da consuelo. Su amor nos dimensiona y nos da identidad. ¡Somos sus hijos!
Las circunstancias son temporales, pero la realidad de mi identidad es eterna. Los problemas vienen y van. Pero el amor de Dios permanece para siempre. Cuando venga ese sentimiento de desesperanza, recordemos quiénes somos: sus hijos.
Me siento débil y no puedo comer
Cuando las fuerzas se han acabado y nuestro cuerpo desfallece, cuando la situación es crítica y pensamos que todo ha terminado, vienen sentimientos de derrota. Pero déjame decirte que en la Biblia tenemos ejemplos de hombres que nos modelaron cómo enfrentar situaciones similares. Viene a mi memoria el horno de fuego en el que introdujeron a los tres jóvenes israelitas. ¿Cómo reaccionarías ante esa situación? Pienso en Daniel cuando fue lanzado a los leones. ¿Qué hizo él? El apóstol Pablo encarcelado por predicar a Cristo. ¿Qué hizo en esa circunstancia?
Ellos entendieron que eran circunstancias pasajeras, pero que su Dios era mayor que esas circunstancias. Y fueron testigos de grandes milagros, salieron victoriosos, vieron la gloria de Dios manifestarse. Y por cuanto tuvieron la actitud correcta, afectaron no solamente a los que estaban a su alrededor para bien, sino a naciones enteras y el mundo conocido en aquella época. De ti depende dar la gloria a Dios aunque tu cuerpo sufra por un poco más de tiempo.
Oremos
Padre amado, perdona mi mentalidad de derrota y debilidad. Hoy decido glorificarte aún en medio de estas circunstancias tan difíciles. Te alabaré aun en medio de la dificultad. Te glorificaré en medio del sufrimiento. Porque Tú eres Dios a quien toda la gloria y toda la honra pertenece. Amén
Escritura
Acerca de este Plan
Este plan devocional forma parte de la serie «El Señor te mantiene a salvo», de la American Bible Society. Veremos cómo los sentimientos de temor, miedo, rechazo, desánimo, desesperanza, debilidad, angustia, preocupación...
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