Fruita FrescaMuestra

Dia 13 | Avanzando

¿Hay una oración constantemente en tus labios o solo oras cuando tienes una necesidad?

No hace mucho tiempo recibí una llamada de un amigo. Sabía que sonaba familiar, pero no podía ubicar la voz. Hablé con ella por un tiempo y, tras unos minutos de conversación, finalmente me di cuenta de quién era. No creo que ella siquiera supiera que estaba luchando para conectarme, pero por mi parte la conversación cambió completamente una vez que me di cuenta de con quién estaba hablando. Una vez que la conocí. Éramos amigos. Había pasado un tiempo desde que habíamos hablado.

Tengo otro amigo con el que hablo todo el tiempo. Ella resulta ser mi cuñada y tenemos hijos no muy separados en edad. Nos juntamos para almorzar, ir a una boutique genial, dar un paseo o al menos hablar por teléfono. Hablamos de todo, desde los objetivos de nuestra vida hasta el mejor color nuevo de lápiz labial. Compartimos el almuerzo, la risa, manualidades, consejos de moda, buenas ideas y lágrimas. Hubo momentos en que la llamé y literalmente guardé silencio. Todo lo que tengo que hacer es decir su nombre y ella sabe quién soy. Ella puede sentir cuando estoy deprimido, sabe cuándo me duele y ella interviene para hacer todo lo que puede para ayudarme. Cuando suceden cosas buenas, ella comparte mi éxito. Ella sabe todo sobre mí y me quiere. Ella hace un punto para pasar tiempo conmigo y nunca, nunca sería un 'no-show'. Eso está conectado. Y eso es lo que Dios quiere de ti.

¿Tienes un amigo al que estás conectado?

¿Por qué crees que estás conectado? ¿Cuánto tiempo pasan juntos? ¿Qué le permites saber sobre ti? Ahora haz una lista de las formas en que estás conectado a Dios. Compara los dos.

Si tu teléfono sonó hoy y fue Dios,

reconocerías su voz?

¿Qué puedes hacer para fortalecer tu conexión con él? ¿Qué áreas de tu vida le niegas? ¿Con qué frecuencia le hablas? Escriba algunas formas específicas en que puede avanzar hacia una relación más cercana con él.

Él quiere ser tu Dios.

Él quiere ser tu amigo.

Él quiere ser tu guía.

Él quiere ser tu vida.

Dale gracias hoy por amarte.

Agradézcale por llamarlo a caminar más cerca con él.

Comprométete, hoy, con esta transformación de por vida.

Espero que desees el viaje.