Los crayones rotos siguen coloreandoMuestra

Pienso que en el fondo todos tenemos el deseo de pertenecer y ser aceptados.

Toqué la flauta en la escuela secundaria y en realidad era bastante talentosa. Fui elegida para ser primera silla en la sección de flauta de la banda en mi primer año.

Creo que tenía un don.

Sin embargo, en mi escuela, ser parte de la banda no era popular. Realmente, los chicos nos daban sobrenombres y se burlaban de nosotros. Uno de los nombres con los que nos llamaron fue un término despectivo: "Mariposones de la banda".

Básicamente, yo era acosada porque tenía el don de la música.

Tenía un regalo que creo que Dios me dio; sin embargo, sentía mucha presión y quería desesperadamente encajar con mis compañeros que terminé renunciando a la banda después de mi primer año. Hasta el día de hoy, los ojos se me llenan de lágrimas pensando en las oportunidades perdidas y en todo a lo que renuncié simplemente porque quería pertenecer.

Dios me había otorgado tanto potencial, pero yo permití que el rechazo de los demás impactara el curso de mi vida.

Me oculté.

Me encogí.

Me recuerda la parábola de los talentos en Mateo 25:14–30. La persona a la que se le había dado un talento dijo: “Tuve miedo y fui y escondí su dinero en la tierra” (Mt. 25:25).

Pienso que muchas veces nos pasa eso mismo a nosotros: estamos temerosos y por eso nos escondemos.

Podríamos tener miedo al rechazo. Podríamos temer convertirnos en un arrinconado. Podríamos temer el fracaso.

Creo que cada uno de nosotros ha recibido dones de Dios.

Mi versículo para mi negocio es Mateo 5:14–16, que dice,

“Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo".

¿Por qué debemos dejar que brille nuestra luz?

Dejamos que nuestra luz brille para que todos alaben a nuestro Padre Celestial.

No se trata de ser egocéntrico u orgulloso. Se trata de darle a Dios la gloria y la alabanza que merece por los dones que nos ha dado.

Algunos días sentimos que no somos suficientes. Otros días nos sentimos somos demasiado.

Sin embargo, hoy quiero animar a cada uno de ustedes a estar dispuestos a dar de nuevo sus dones a Dios. Encuentra tu aceptación en Aquel que te creó. Eres amado.

• No te defines por las opiniones de otros.


• No te defines por los errores de tu pasado.


• No te defines por tus éxitos ni tus fracasos.

En Cristo:

• Tú eres suficiente.


• Tú eres valioso y amado.


• Tú fuiste creado admirable y maravillosamente.

Está dispuesto a salir de las sombras. Incluso si todavía te sientes rechazado. Aun si has cometido muchos errores. Incluso si aun dudas del amor de Dios.

Te has estado escondiendo por demasiado tiempo.

¡Es hora de dejar brillar tu luz!