Devocional Familiar De Semana SantaMuestra

¡Hoy celebramos el Domingo de Ramos! Un día como hoy, cuando Jesús estaba vivo hace 2,000 años, él y sus discípulos (un grupo de amigos que lo seguían) viajaban a Jerusalén --una de las ciudades más importantes de Israel. Muchas personas se encontraban de visita en ese tiempo porque se preparaban para celebrar la Pascua, una importante festividad judía al final de la semana.

En las afueras de Jerusalén, Jesús se detuvo y le pidió a los discípulos que hicieran algo por Él. Fue una petición extraña. ¿Adivinas cuál fue su pedido? Él los envió al poblado que estaba cerca y les dijo que allí encontrarían un burrito amarrado. Además les dijo que lo desataran y se lo llevaran y, si alguien les preguntaba, debían decir: “el Señor lo necesita”. ¿Te imaginas ser uno de los que buscaba al burrito? Imagino que te preguntas por qué Jesús les pidió hacer esto y cómo Jesús sabía exactamente dónde estaba el burrito. Bueno, todo sucedió tal como Jesús lo dijo.

Los discípulos le llevaron el burrito a Jesús y le colocaron encima sus abrigos para que no tuviera que sentarse sobre la espalda áspera. En ese momento, muchas personas estaban reunidas a la entrada de Jerusalén porque habían escuchado que Jesús iba a llegar. A pesar de que las personas de esa época no tenían tv, internet o las noticias, habían escuchado sobre los maravillosos milagros que Jesús había realizado y lo querían conocer. Ellos pensaban que Él vendría para ser su rey.

Como imaginarás, el camino era pedregoso y lleno de tierra. Como la gente quería que Jesús fuera su nuevo rey, deseaban recibirlo de la mejor manera posible. Muchos se quitaron sus abrigos y mantas y las colocaron en la calle para que Jesús no tuviera que caminar sobre la tierra. Además, buscaron hojas de palmas para colocarlas en el camino. Muchas de las personas comenzaron a moverlas en el aire en señal de celebración mientras gritaban:

¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¿Alguna vez has estado en una gran parada? Pues esto fue algo más o menos así.

A los fariseos, poderosos líderes religiosos, no les gustó que esto sucediera porque ellos no creían que Jesús era el hijo de Dios. Además, querían que Jesús les dijera que dejaran de alabarle, pero Jesús les contestó que si ellos no lo hacían, ¡las piedras le alabarán! Con esto, Jesús nos enseñó que Él merece toda nuestra alabanza. ¡Él es nuestro rey! Por eso debemos alabarle con nuestras palabras y nuestras acciones.

Conversemos:

1 - ¿Qué habrías pensado si Jesús te hubiera enviado a buscar el burrito?

2 - ¿De qué maneras nuestra familia puede alabar a Jesús?

Oremos:

Querido Dios, gracias por recordarnos que tú mereces lo mejor de nosotros. Queremos amarte con todo nuestro corazón y demostrarte lo importante que eres para nosotros. Tú nos creaste, nos amas y enviaste a tu hijo Jesús para salvarnos. Ayúdanos a enfocarnos en Jesús durante esta semana. Ayúdanos a encontrar otras formas en las que podamos adorar juntos como familia. Te amamos y oramos en el nombre de Jesús, Amén.