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Salmos 55:1-23

Salmos 55:1-23 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Escucha, oh Dios, mi oración; no pases por alto mi súplica. ¡Óyeme y respóndeme, porque mis angustias me perturban! Me aterran las amenazas del enemigo y la opresión de los malvados, pues me causan sufrimiento y con furia me atacan. Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invaden los terrores de la muerte. El temor y el temblor me dominan, el pánico se apodera de mí. ¡Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo! Me iría muy lejos de aquí; me quedaría a vivir en el desierto. Selah Presuroso volaría a mi refugio, para librarme de la tempestad y de la tormenta. ¡Destrúyelos, Señor! ¡Confunde su lenguaje! En la ciudad solo veo contiendas y violencia; día y noche rondan por sus muros, y dentro de ella hay intrigas y maldad. En su seno hay fuerzas destructivas; de sus calles no se apartan la opresión y el engaño. Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar; si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder. Pero lo has hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo, a quien me unía una bella amistad y con quien caminaba entre los adoradores en la casa de Dios. ¡Que sorprenda la muerte a mis enemigos! ¡Que desciendan vivos a los dominios de la muerte, pues en ellos habita la maldad! Pero yo clamaré a Dios, y el SEÑOR me salvará. En la noche, en la mañana y al mediodía, clamo angustiado y él me escucha. Aunque son muchos los que me combaten, él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí. ¡Dios, que reina desde la eternidad, habrá de oírme y los afligirá! Selah Esa gente no cambia de conducta, pues no tiene temor de Dios. Levantan la mano contra sus amigos y no cumplen sus compromisos. Su palabra es blanda como la mantequilla, pero su corazón es belicoso. Sus palabras son más suaves que el aceite, pero no son sino espadas desenvainadas. Entrégale tus afanes al SEÑOR y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre. Tú, oh Dios, abatirás a los impíos y los arrojarás en la fosa de la muerte; la gente sanguinaria y mentirosa no llegará ni a la mitad de su vida.

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Salmos 55:1-23 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1 (2) Dios mío, no me des la espalda; presta oído a mi oración. 2-3 (3-4) ¡Atiéndeme! ¡Respóndeme! Estoy angustiado, y no encuentro paz. Me asusta oír los gritos de los malvados enemigos que me oprimen. No solo se enojan conmigo; para colmo, me persiguen. 4 (5) Siento que el corazón se me sale del pecho; el miedo a la muerte me domina. 5 (6) Estoy temblando de susto; ¡realmente estoy espantado! 6 (7) ¡Quisiera yo tener alas, y volar como paloma hasta un lugar tranquilo! 7 (8) Me iría muy lejos de aquí: ¡me iría a vivir al desierto! 8 (9) ¡Buscaría refugio, y me pondría a salvo de los que me atormentan! 9 (10) Dios mío, destruye sus planes; no los dejes ponerse de acuerdo. En la ciudad solo veo sangre y violencia; 10 (11) dentro de sus murallas reinan día y noche, la intriga y la maldad; 11 (12) el engaño y la opresión dominan en todas sus calles. 12-14 (13-15) ¡Amigo mío, hasta tú me has ofendido! Tú, que eres igual que yo, tú, que eres como mi hermano, y que ibas conmigo al templo. Si otro me hubiera insultado, lo podría soportar; si otro me hubiera humillado, podría esconderme de él. 15 (16) ¡Ojalá que a mis enemigos la muerte los tome por sorpresa! ¡Ojalá que los entierren vivos, porque en ellos solo hay maldad! 16 (17) Yo, por mi parte, voy a pedirle ayuda a Dios; ¡él habrá de salvarme! 17 (18) Mañana, tarde y noche, no dejaré de rogarle; ¡él habrá de escucharme! 18 (19) Mucha gente me ataca, pero él me rescatará; me hará salir sano y salvo de la lucha que ahora libro. 19 (20) Dios, el rey eterno, humillará a mis enemigos. Son gente que nunca cambia ni sabe honrar a Dios; 20 (21) amenazan a sus amigos, y nunca cumplen sus promesas. 21 (22) Dentro de ellos solo piensan en pelear. Sus palabras son amables y suaves como la mantequilla; ¡son más suaves que el aceite, pero más cortantes que un cuchillo! 22-23 (23-24) Dios mío, ¡tú echarás a los malvados hasta el fondo de la tumba! ¡Esos asesinos mentirosos no vivirán ni la mitad de su vida!

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Salmos 55:1-23 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Dios mío, ¡escucha mi oración! No te escondas; ¡atiende mi súplica! Préstame atención; ¡respóndeme! En mi oración clamo a ti, y me conmuevo por las amenazas de mis enemigos, por la opresión de los malvados. Sobre mí han descargado su iniquidad, y furiosos me persiguen. Dentro de mí, el corazón me duele; sobre mí han caído terrores de muerte. Me ha sobrevenido un terrible temblor, y estoy temblando de miedo. ¡Cómo quisiera tener alas de paloma! ¡Así podría volar, y descansaría! ¡Me escaparía muy lejos de aquí, y me quedaría a vivir en el desierto! ¡Presuroso escaparía del viento borrascoso! ¡Huiría de la tempestad! ¡Destrúyelos, Señor! ¡Confunde su lengua! ¡En la ciudad solo veo violencia y rencillas, que día y noche rodean sus murallas! En su interior solo hay iniquidad y violencia; en su interior solo hay continua maldad; el fraude y el engaño no se apartan de sus calles. No me ha ofendido un enemigo, lo cual yo podría tolerar; tampoco me ha atacado quien me aborrece, pues de él podría haberme escondido. ¡Has sido tú, que parecías ser mi amigo, mi compañero, mi hermano del alma! Tú y yo compartíamos dulces secretos, y juntos andábamos por la casa de Dios. ¡Que la muerte sorprenda a mis enemigos! ¡Que desciendan vivos al sepulcro, porque en ellos y en sus casas hay maldad! Por mi parte, yo clamaré a Dios; ¡el Señor vendrá a salvarme! En la tarde, en la mañana, al mediodía, clamaré a Dios, y él oirá mi voz; me salvará de la guerra desatada contra mí, y me hará vivir en paz, aun cuando sean muchos los que me ataquen. Dios me oirá, y los humillará, pues él es el Rey eterno. Puesto que esos malvados no cambian, ni dan muestras de temer a Dios, violan su pacto y extienden la mano contra los que están en paz con ellos. Sus palabras son suaves, como mantequilla, pero en su corazón se libra una batalla. Sus palabras son suaves, como el aceite, pero en realidad son espadas desnudas. Tú, deja tus pesares en las manos del Señor, y el Señor te mantendrá firme; el Señor no deja a sus fieles caídos para siempre. Y tú, Dios mío, ¡haz que esa gente descienda al profundo pozo de la perdición! ¡Esa gente sanguinaria y mentirosa no llegará a la mitad de su vida! Pero yo, siempre confiaré en ti.

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Salmos 55:1-23 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

1 (2) Dios mío, escucha mi oración; no desatiendas mi súplica. 2-3 (3-4) Hazme caso, contéstame; en mi angustia te invoco. Me hacen temblar la voz del enemigo y los gritos de los malvados. Me han cargado de aflicciones; me atacan rabiosamente. 4 (5) El corazón me salta en el pecho; el terror de la muerte ha caído sobre mí. 5 (6) Me ha entrado un temor espantoso; ¡estoy temblando de miedo! 6 (7) Y digo: «Ojalá tuviera yo alas como de paloma; volaría entonces y podría descansar. 7 (8) Volando me iría muy lejos; me quedaría a vivir en el desierto. 8 (9) Correría presuroso a protegerme de la furia del viento y de la tempestad.» 9 (10) Destrúyelos, Señor, confunde su lenguaje, pues tan solo veo violencia y discordia, 10 (11) que día y noche rondan la ciudad. Hay en ella maldad e intrigas; hay en ella corrupción; 11 (12) sus calles están llenas de violencia y engaño. 12 (13) No me ha ofendido un enemigo, lo cual yo podría soportar; ni se ha alzado contra mí el que me odia, de quien yo podría esconderme. 13 (14) ¡Has sido tú, mi propio camarada, mi más íntimo amigo, 14 (15) con quien me reunía en el templo de Dios para conversar amigablemente, con quien caminaba entre la multitud! 15 (16) ¡Que sorprenda la muerte a mis enemigos! ¡Que caigan vivos en el sepulcro, pues la maldad está en su corazón! 16 (17) Pero yo clamaré a Dios; el Señor me salvará. 17 (18) Me quejaré y lloraré mañana, tarde y noche, y él escuchará mi voz. 18 (19) En las batallas me librará; me salvará la vida, aunque sean muchos mis adversarios. 19 (20) Dios, el que reina eternamente, me oirá y los humillará, pues ellos no cambian de conducta ni tienen temor de Dios. 20 (21) Levantan la mano contra sus amigos; no cumplen su promesa de amistad. 21 (22) Usan palabras más suaves que la mantequilla, pero sus pensamientos son de guerra. Usan palabras más suaves que el aceite, pero no son sino espadas afiladas. 22 (23) Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el hombre que lo obedece. 23 (24) Dios mío, los asesinos y mentirosos no vivirán ni la mitad de su vida; tú harás que caigan al fondo del sepulcro, pero yo confío en ti.

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Salmos 55:1-23 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Escucha, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica. Está atento, y respóndeme; Clamo en mi oración, y me conmuevo, A causa de la voz del enemigo, Por la opresión del impío; Porque sobre mí echaron iniquidad, Y con furor me persiguen. Mi corazón está dolorido dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído. Temor y temblor vinieron sobre mí, Y terror me ha cubierto. Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría. Ciertamente huiría lejos; Moraría en el desierto. Selah Me apresuraría a escapar Del viento borrascoso, de la tempestad. Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. Día y noche la rodean sobre sus muros, E iniquidad y trabajo hay en medio de ella. Maldad hay en medio de ella, Y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas. Porque no me afrentó un enemigo, Lo cual habría soportado; Ni se alzó contra mí el que me aborrecía, Porque me hubiera ocultado de él; Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, Mi guía, y mi familiar; Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos, Y andábamos en amistad en la casa de Dios. Que la muerte les sorprenda; Desciendan vivos al Seol, Porque hay maldades en sus moradas, en medio de ellos. En cuanto a mí, a Dios clamaré; Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz. Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos. Dios oirá, y los quebrantará luego, El que permanece desde la antigüedad; Por cuanto no cambian, Ni temen a Dios. Selah Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él; Violó su pacto. Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla, Pero guerra hay en su corazón; Suaviza sus palabras más que el aceite, Mas ellas son espadas desnudas. Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. Mas tú, oh Dios, harás descender aquellos al pozo de perdición. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días; Pero yo en ti confiaré.

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Salmos 55:1-23 La Biblia de las Américas (LBLA)

Escucha, oh Dios, mi oración, y no te escondas de mi súplica. Atiéndeme y respóndeme; conmovido estoy en mi queja y muy conturbado, a causa de la voz del enemigo, por la opresión del impío; pues echan iniquidad sobre mí, y con furia me persiguen. Angustiado está mi corazón dentro de mí, y sobre mí han caído los terrores de la muerte. Terror y temblor me invaden, y horror me ha cubierto. Y dije: ¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo. Ciertamente huiría muy lejos; moraría en el desierto. (Selah) Me apresuraría a buscar mi lugar de refugio contra el viento borrascoso y la tempestad. Confunde, Señor, divide sus lenguas, porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. Día y noche la rondan sobre sus muros, y en medio de ella hay iniquidad y malicia. Hay destrucción en medio de ella, y la opresión y el engaño no se alejan de sus calles. Porque no es un enemigo el que me reprocha, si así fuera, podría soportarlo; ni es uno que me odia el que se ha alzado contra mí, si así fuera, podría ocultarme de él; sino tú, que eres mi igual, mi compañero, mi íntimo amigo; nosotros que juntos teníamos dulce comunión, que con la multitud andábamos en la casa de Dios. Que la muerte los sorprenda, que desciendan vivos al Seol, porque la maldad está en su morada, en medio de ellos. En cuanto a mí, a Dios invocaré, y el SEÑOR me salvará. Tarde, mañana y mediodía me lamentaré y gemiré, y Él oirá mi voz. En paz redimirá mi alma de la guerra que hay contra mí, pues son muchos los que están contra mí. Dios oirá y les responderá, El, que reina desde la antigüedad, (Selah) porque no hay cambio en ellos ni temen a Dios. Aquel ha extendido sus manos contra los que estaban en paz con él, ha violado su pacto. Las palabras de su boca eran más blandas que la mantequilla, pero en su corazón había guerra; más suaves que el aceite eran sus palabras, sin embargo, eran espadas desnudas. Echa sobre el SEÑOR tu carga, y Él te sustentará; Él nunca permitirá que el justo sea sacudido. Pero tú, oh Dios, los harás caer al pozo de la destrucción; los hombres sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días; mas yo en ti confiaré.

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Salmos 55:1-23 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Escucha mi oración, oh Dios; ¡no pases por alto mi grito de auxilio! Por favor, escúchame y respóndeme, porque las dificultades me abruman. Mis enemigos me gritan; me lanzan perversas amenazas a viva voz. Me cargan de problemas y con rabia me persiguen. Mi corazón late en el pecho con fuerza; me asalta el terror de la muerte. El miedo y el temblor me abruman, y no puedo dejar de temblar. Si tan solo tuviera alas como una paloma, ¡me iría volando y descansaría! Volaría muy lejos, a la tranquilidad del desierto. Interludio Qué rápido me escaparía, lejos de esta furiosa tormenta de odio. Confúndelos, Señor, y frustra sus planes, porque veo violencia y conflicto en la ciudad. Día y noche patrullan sus murallas para cuidarla de invasores, pero el verdadero peligro es la maldad que hay dentro de la ciudad. Todo se viene abajo; las amenazas y el engaño abundan por las calles. No es un enemigo el que me hostiga; eso podría soportarlo. No son mis adversarios los que me insultan con tanta arrogancia; de ellos habría podido esconderme. En cambio, eres tú, mi par, mi compañero y amigo íntimo. ¡Cuánto compañerismo disfrutábamos cuando caminábamos juntos hacia la casa de Dios! Que la muerte aceche a mis enemigos; que la tumba se los trague vivos, porque la maldad habita en ellos. Pero clamaré a Dios, y el SEÑOR me rescatará. Mañana, tarde y noche clamo en medio de mi angustia, y el SEÑOR oye mi voz. Él me rescata y me mantiene a salvo de la batalla que se libra en mi contra, aunque muchos todavía se me oponen. Dios, quien siempre ha gobernado, me oirá y los humillará. Interludio Pues mis enemigos se niegan a cambiar de rumbo; no tienen temor de Dios. En cuanto a mi compañero, él traicionó a sus amigos; no cumplió sus promesas. Sus palabras son tan suaves como la mantequilla, pero en su corazón hay guerra. Sus palabras son tan relajantes como una loción, ¡pero por debajo son dagas! Entrégale tus cargas al SEÑOR, y él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan. Pero tú, oh Dios, mandarás a los perversos a la fosa de destrucción; los asesinos y los mentirosos morirán jóvenes, pero yo confío en que tú me salves.

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