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Isaías 25:1-10

Isaías 25:1-10 NVI

SEÑOR, tú eres mi Dios; te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas. Desde tiempos antiguos tus planes son fieles y seguros. Has convertido la ciudad en un montón de escombros, la ciudad fortificada en una ruina. Ya no existe la ciudad, la fortaleza de extranjeros; nunca más volverá a ser reconstruida. Por eso te glorifica un pueblo poderoso; te honrarán las ciudades de las naciones violentas. Porque tú has sido en su angustia un baluarte para el desvalido, un refugio para el necesitado, un resguardo contra la tormenta, una sombra en el calor. Porque el aliento de los violentos es como una tormenta contra un muro, como el calor en el desierto. Tú aplacas el tumulto de los extranjeros, como se aplaca el calor bajo la sombra de una nube y ahogas el alboroto de los violentos. Sobre este monte el SEÑOR de los Ejércitos preparará para todos los pueblos un banquete de manjares especiales. Un banquete de vinos añejos, las mejores carnes y vinos selectos. Sobre este monte rasgará el velo que cubre a todos los pueblos, el manto que envuelve a todas las naciones. Devorará a la muerte para siempre. El SEÑOR y Dios enjugará las lágrimas de todo rostro y quitará de toda la tierra la deshonra de su pueblo. El SEÑOR mismo lo ha dicho. En aquel día se dirá: «¡Sí, este es nuestro Dios; en él confiamos y él nos salvó! ¡Este es el SEÑOR, en él hemos confiado; regocijémonos y alegrémonos en su salvación!». La mano del SEÑOR se posará sobre este monte, pero Moab será pisoteada en su sitio, como se pisotea la paja en el muladar.

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