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Salmos 103:1-22

Salmos 103:1-22 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés, Y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, Ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos; Sobre los que guardan su pacto, Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra. Jehová estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, En todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía, a Jehová.

Salmos 103:1-22 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Alaba, alma mía, al SEÑOR; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al SEÑOR y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te corona de gran amor y misericordia; él te colma de bienes y tu juventud se renueva como el águila. El SEÑOR hace justicia y defiende a todos los oprimidos. Dio a conocer sus caminos a Moisés; reveló sus obras al pueblo de Israel. El SEÑOR es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor. No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras iniquidades. Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. Tan compasivo es el SEÑOR con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce de qué hemos sido formados; recuerda que somos polvo. El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo: cuando el viento pasa desaparece sin dejar rastro alguno. Pero el amor del SEÑOR es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra. El SEÑOR ha establecido su trono en el cielo; su reinado domina sobre todos. Bendigan al SEÑOR, ustedes sus ángeles, paladines que ejecutan su palabra y obedecen a su voz. Bendigan al SEÑOR, todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad. Bendigan al SEÑOR, todas sus obras en todos los ámbitos de su dominio.

Salmos 103:1-22 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1 (1b) ¡Con todas las fuerzas de mi ser alabaré a mi Dios! ¡Con todas las fuerzas de mi ser lo alabaré y recordaré todas sus bondades! Mi Dios me perdonó todo el mal que he hecho; me devolvió la salud, me libró de la muerte, ¡me llenó de amor y de ternura! Mi Dios me da siempre todo lo mejor; ¡me hace fuerte como las águilas! Mi Dios es un juez justo que reconoce los derechos de la gente que sufre. A Moisés y a los israelitas les dio a conocer sus planes y lo que esperaba de ellos. Mi Dios es muy tierno y bondadoso; no se enoja fácilmente, y es muy grande su amor. No nos reprende todo el tiempo ni nos guarda rencor para siempre. No nos castigó como merecían nuestros pecados y maldades. Su amor por quienes lo honran es tan grande e inmenso como grande es el universo. Apartó de nosotros los pecados que cometimos del mismo modo que apartó los extremos de la tierra. Con quienes lo honran, Dios es tan tierno como un padre con sus hijos. Bien sabe nuestro Dios cómo somos; ¡bien sabe que somos polvo! Nuestra vida es como la hierba, que pronto se marchita; somos como las flores del campo: crecemos y florecemos, pero tan pronto sopla el viento, dejamos de existir y nadie vuelve a vernos. En cambio, el amor de Dios siempre será el mismo; Dios ama a quienes lo honran, y siempre les hace justicia a sus descendientes, a los que cumplen fielmente su pacto y sus mandamientos. Mi Dios es el rey del cielo; es el dueño de todo lo que existe. Ustedes, sus ángeles poderosos, que cumplen sus mandatos y llevan a cabo sus órdenes, ¡alaben a mi Dios! Y ustedes, sus ejércitos, que están a su servicio y cumplen su voluntad, ¡alaben a mi Dios! Y ustedes, sus criaturas, que llenan todos los rincones de todo lo que existe, ¡alaben a mi Dios!

Salmos 103:1-22 Reina Valera Contemporánea (RVC)

¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Bendiga todo mi ser su santo nombre! ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila. El Señor imparte justicia y defiende a todos los que sufren por la violencia. Dio a conocer sus caminos a Moisés; los hijos de Israel vieron sus obras. El Señor es misericordioso y clemente; es lento para la ira, y grande en misericordia. No nos reprende todo el tiempo, ni tampoco para siempre nos guarda rencor. No nos ha tratado como merece nuestra maldad, ni nos ha castigado como merecen nuestros pecados. Tan alta como los cielos sobre la tierra, es su misericordia con los que le honran. Tan lejos como está el oriente del occidente, alejó de nosotros nuestras rebeliones. El Señor se compadece de los que le honran con la misma compasión del padre por sus hijos, pues él sabe de qué estamos hechos; ¡él bien sabe que estamos hechos de polvo! Nuestros días son como la hierba: florecemos como las flores del campo, pero pasa el viento sobre nosotros y desaparecemos, sin dejar ninguna huella. Pero el Señor es eternamente misericordioso; él les hace justicia a quienes le honran, y también a sus hijos y descendientes, a quienes cumplen con su pacto y no se olvidan de sus mandamientos, sino que los ponen en práctica. El Señor ha afirmado su trono en los cielos, y su reino domina sobre todos los reinos. ¡Bendigan al Señor, ustedes, ángeles poderosos que cumplen sus órdenes y obedecen su voz! ¡Bendigan al Señor todos sus ejércitos, todos ustedes, sus siervos, que cumplen su voluntad! ¡Bendigan al Señor ustedes, sus criaturas, en todos los lugares de su dominio! ¡Bendice, alma mía, al Señor!

Salmos 103:1-22 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

1 (1b) Bendeciré al Señor con toda mi alma; bendeciré con todo mi ser su santo nombre. Bendeciré al Señor con toda mi alma; no olvidaré ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas mis maldades, quien sana todas mis enfermedades, quien libra mi vida del sepulcro, quien me colma de amor y ternura, quien me satisface con todo lo mejor y me rejuvenece como un águila. El Señor juzga con verdadera justicia a los que sufren violencia. Dio a conocer sus caminos y sus hechos a Moisés y al pueblo de Israel. El Señor es tierno y compasivo; es paciente y todo amor. No nos reprende en todo tiempo ni su rencor es eterno; no nos ha dado el pago que merecen nuestras maldades y pecados; tan inmenso es su amor por los que lo honran como inmenso es el cielo sobre la tierra. Nuestros pecados ha alejado de nosotros, como ha alejado del oriente el occidente. El Señor es, con los que lo honran, tan tierno como un padre con sus hijos; pues él sabe de qué estamos hechos: sabe bien que somos polvo. La vida del hombre es como la hierba; brota como una flor silvestre: tan pronto la azota el viento, deja de existir, y nadie vuelve a saber de ella. Pero el amor del Señor es eterno para aquellos que lo honran; su justicia es infinita por todas las generaciones, para los que cumplen con su alianza y no se olvidan de obedecer sus mandatos. El Señor ha puesto su trono en el cielo, y su reino domina sobre todo. ¡Bendigan al Señor, ángeles poderosos! Ustedes, que cumplen sus órdenes, que están atentos a obedecerlo. ¡Bendigan al Señor todos sus ejércitos, que lo sirven y hacen su voluntad! ¡Bendiga al Señor la creación entera, en todos los lugares de su reino!

Salmos 103:1-22 La Biblia de las Américas (LBLA)

Bendice, alma mía, al SEÑOR, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila. El SEÑOR hace justicia, y juicios a favor de todos los oprimidos. A Moisés dio a conocer sus caminos, y a los hijos de Israel sus obras. Compasivo y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia. No contenderá con nosotros para siempre, ni para siempre guardará su enojo. No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades. Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, así es de grande su misericordia para los que le temen. Como está de lejos el oriente del occidente, así alejó de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen. Porque Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que somos solo polvo. El hombre, como la hierba son sus días; como la flor del campo, así florece; cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, y su lugar ya no la reconoce. Mas la misericordia del SEÑOR es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que le temen, y su justicia para los hijos de los hijos, para los que guardan su pacto y se acuerdan de sus preceptos para cumplirlos. El SEÑOR ha establecido su trono en los cielos, y su reino domina sobre todo. Bendecid al SEÑOR, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su mandato, obedeciendo la voz de su palabra. Bendecid al SEÑOR, vosotros todos sus ejércitos, que le servís haciendo su voluntad. Bendecid al SEÑOR, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su dominio. Bendice, alma mía, al SEÑOR.

Salmos 103:1-22 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Que todo lo que soy alabe al SEÑOR; con todo el corazón alabaré su santo nombre. Que todo lo que soy alabe al SEÑOR; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí. Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades. Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. Colma mi vida de cosas buenas; ¡mi juventud se renueva como la del águila! El SEÑOR da rectitud y hace justicia a los que son tratados injustamente. Dio a conocer su carácter a Moisés y sus obras al pueblo de Israel. El SEÑOR es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y está lleno de amor inagotable. No nos reprenderá todo el tiempo ni seguirá enojado para siempre. No nos castiga por todos nuestros pecados; no nos trata con la severidad que merecemos. Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra. Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente. El SEÑOR es como un padre con sus hijos, tierno y compasivo con los que le temen. Pues él sabe lo débiles que somos; se acuerda de que somos tan solo polvo. Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las flores silvestres, florecemos y morimos. El viento sopla, y desaparecemos como si nunca hubiéramos estado aquí. Pero el amor del SEÑOR permanece para siempre con los que le temen. ¡Su salvación se extiende a los hijos de los hijos de los que son fieles a su pacto, de los que obedecen sus mandamientos! El SEÑOR ha hecho de los cielos su trono; desde allí gobierna todo. Alaben al SEÑOR, ustedes los ángeles, ustedes los poderosos que llevan a cabo sus planes, que están atentos a cada uno de sus mandatos. ¡Sí, alaben al SEÑOR, ejércitos de ángeles que le sirven y hacen su voluntad! Alabe al SEÑOR todo lo que él ha creado, todo lo que hay en su reino.

Salmos 103:1-22

Salmos 103:1-22 RVR1960

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