Isaías 66:1-2
Isaías 66:1-2 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Así dice el SEÑOR: «El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué casa me pueden construir? ¿Dónde estará el lugar de mi reposo? Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir», afirma el SEÑOR.
Isaías 66:1-2 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios dijo: «El cielo es mi trono; sobre la tierra apoyo mis pies. Nadie puede hacerme una casa donde pueda descansar. Yo hice todo lo que existe, y todo me pertenece».
Isaías 66:1-2 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Así ha dicho el Señor: «El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa podrían edificarme? ¿Qué lugar pueden ofrecerme para mi reposo? Yo hice todo esto con mis propias manos, y fue así como todo llegó a existir. Yo pongo la mirada en los pobres y humildes de espíritu, y en los que tiemblan al escuchar mi palabra. —Palabra del Señor.
Isaías 66:1-2 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El Señor dice: «El cielo es mi trono y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Dónde podrán construirme una casa? ¿Dónde podrán hacerme un lugar de descanso? ¡Yo mismo hice todas estas cosas, y así empezaron a existir! Yo, el Señor, lo afirmo.
Isaías 66:1-2 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
Isaías 66:1-2 La Biblia de las Américas (LBLA)
Así dice el SEÑOR: El cielo es mi trono y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que podríais edificarme? ¿Dónde está el lugar de mi reposo? Todo esto lo hizo mi mano, y así todas estas cosas llegaron a ser —declara el SEÑOR. Pero a este miraré: al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.
Isaías 66:1-2 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Esto dice el SEÑOR: «El cielo es mi trono y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Podrían acaso construirme un templo tan bueno como ese? ¿Podrían construirme un lugar de descanso así? Con mis manos hice tanto el cielo como la tierra; son míos, con todo lo que hay en ellos. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!