Isaías 56:3-8
Isaías 56:3-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
El extranjero que por su propia voluntad se ha unido al SEÑOR no debe decir: «El SEÑOR me excluirá de su pueblo». Tampoco debe decir el eunuco: «No soy más que un árbol seco». Porque así dice el SEÑOR: «A los eunucos que observen mis sábados, que elijan lo que me agrada y sean fieles a mi pacto, les concederé ver grabado su nombre dentro de mi Templo y de mis murallas; ¡eso les será mejor que tener hijos e hijas! También les daré un nombre eterno que jamás será borrado. Y a los extranjeros que se han unido al SEÑOR para servirlo, para amar el nombre del SEÑOR y adorarlo, a todos los que observan el sábado sin profanarlo y se mantienen firmes en mi pacto, los llevaré a mi monte santo; los llenaré de alegría en mi casa de oración. Aceptaré los holocaustos y sacrificios que ofrezcan sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos». Así dice el SEÑOR y Dios, el que reúne a los desterrados de Israel: «Reuniré a mi pueblo con otros pueblos, además de los que ya he reunido».
Isaías 56:3-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
»Si un extranjero me adora, no tiene por qué decir: “Dios me apartará de su pueblo”. El hombre que no puede tener hijos tampoco debe decir: “Yo parezco un árbol seco”. Porque si estos hombres respetan el día de descanso, si me obedecen y son fieles a mi pacto, yo les daré algo mejor que tener hijos e hijas: haré que el nombre de ellos quede grabado para siempre en los muros de mi templo. Les daré un nombre eterno que nunca será borrado. »A los extranjeros que me adoran, que respetan el día de descanso, y son fieles a mi pacto, yo los traeré a mi monte santo y los haré dichosos en mi casa de oración. Si esos extranjeros me adoran, me sirven y me aman, yo aceptaré los sacrificios que ofrecen sobre mi altar, porque mi casa será llamada: “Casa de oración para todos los pueblos”. »Yo haré que los israelitas que aún están fuera de su tierra vuelvan a reunirse en su país. Les juro que así será».
Isaías 56:3-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
»Que no diga el extranjero que me sigue: “El Señor me apartará totalmente de su pueblo”; ni diga tampoco el eunuco: “¡Miren! ¡Solo soy un árbol seco!” Porque yo, el Señor, digo a los eunucos que observen mis días de reposo, y opten por hacer lo que yo quiero, y se aferren a mi pacto. En mi casa, y dentro de los muros de mi ciudad, los haré más famosos que si hubieran tenido hijos e hijas; les daré un nombre perpetuo, que jamás será olvidado. A los hijos de los extranjeros que me sigan y me sirvan, y que amen mi nombre y sean mis siervos; y a todos los que observen el día de reposo y no lo profanen, y se aferren a mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, para que se alegren en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán bien recibidos sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. Todavía habré de reunir con ustedes a otros que estoy por reunir. —Palabra de Dios el Señor, a los dispersos de Israel.
Isaías 56:3-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Si un extranjero se entrega al Señor, no debe decir: «El Señor me tendrá separado de su pueblo.» Ni tampoco el eunuco debe decir: «Yo soy un árbol seco.» Porque el Señor dice: «Si los eunucos respetan mis sábados, y si cumplen mi voluntad y se mantienen firmes en mi alianza, yo les daré algo mejor que hijos e hijas; les concederé que su nombre quede grabado para siempre en mi templo, dentro de mis muros; les daré un nombre eterno, que nunca será borrado. Y a los extranjeros que se entreguen a mí, para servirme y amarme, para ser mis siervos, si respetan el sábado y no lo profanan y se mantienen firmes en mi alianza, yo los traeré a mi monte sagrado y los haré felices en mi casa de oración. Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios, porque mi casa será declarada casa de oración para todos los pueblos. Yo haré que vuelvan y se reúnan los que aún están en el destierro.» Esto lo afirma el Señor, que hace que vuelvan a reunirse los israelitas que estaban dispersos.
Isaías 56:3-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco. Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.
Isaías 56:3-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Que el extranjero que se ha allegado al SEÑOR, no diga: Ciertamente el SEÑOR me separará de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí, soy un árbol seco. Porque así dice el SEÑOR: A los eunucos que guardan mis días de reposo, escogen lo que me agrada y se mantienen firmes en mi pacto, les daré en mi casa y en mis muros un lugar, y un nombre mejor que el de hijos e hijas; les daré nombre eterno que nunca será borrado. Y a los extranjeros que se alleguen al SEÑOR para servirle, y para amar el nombre del SEÑOR, para ser sus siervos, a todos los que guardan el día de reposo sin profanarlo, y se mantienen firmes en mi pacto, yo los traeré a mi santo monte, y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. Declara el Señor DIOS que reúne a los dispersos de Israel: Todavía les juntaré otros a los ya reunidos.
Isaías 56:3-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
»No permitan que los extranjeros que se comprometen con el SEÑOR digan: “El SEÑOR nunca dejará que yo sea parte de su pueblo”. Y no permitan que los eunucos digan: “Soy un árbol seco, sin hijos y sin futuro”. Pues esto dice el SEÑOR: Bendeciré a los eunucos que guardan como santos mis días de descanso, que deciden hacer lo que a mí me agrada y me entregan su vida. Les daré —dentro de las paredes de mi casa— un recordatorio y un nombre, mucho más grande del que hijos o hijas pudieran darles. Pues el nombre que les doy es eterno; ¡nunca desaparecerá! »También bendeciré a los extranjeros que se comprometan con el SEÑOR, quienes lo sirvan y amen su nombre, quienes lo adoren y no profanen el día de descanso, y quienes se mantengan fieles a mi pacto. Los llevaré a mi monte santo de Jerusalén y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Aceptaré sus ofrendas quemadas y sus sacrificios, porque mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones. Pues el SEÑOR Soberano, que hace volver a los marginados de Israel, dice: Traeré a otros también, además de mi pueblo Israel».