Daniel 10:8-10
Daniel 10:8-10 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Nadie se quedó conmigo cuando tuve esta gran visión. Las fuerzas me abandonaron, palideció mi rostro y casi me desvanecí. Fue entonces cuando escuché a aquel hombre. Mientras me hablaba, quedé aturdido y con el rostro en tierra. »En ese momento una mano me tocó y me puso sobre mis manos y rodillas, que aún temblaban
Daniel 10:7-10 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
»Cuando tuve este sueño, yo estaba solo, pues los que estaban conmigo se asustaron tanto que fueron a esconderse. Hasta yo mismo me puse pálido de miedo, y sentí que me desmayaba. »Al oír que el ángel me hablaba, me desmayé y caí de cara al suelo. Pero el ángel me ayudó a levantarme, y me puso de rodillas, con las manos sobre el suelo.
Daniel 10:8-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
De modo que solo yo tuve esta gran visión, aunque me quedé sin fuerzas; me sobrevino un total desfallecimiento, y perdí todo vigor. Sin embargo, pude oír el sonido de sus palabras, y al oírlas caí de cara al suelo y me quedé profundamente dormido. Aquel hombre me tocó con la mano y me hizo ponerme de rodillas y apoyarme sobre las palmas de mis manos.
Daniel 10:8-10 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Yo estaba solo cuando tuve esta gran visión. Me puse completamente pálido y sentí que me faltaban las fuerzas. Cuando le oí hablar, caí desmayado y quedé tendido en el suelo. En seguida, una mano me agarró y me levantó, hasta dejarme apoyado sobre mis manos y rodillas.
Daniel 10:8-10 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
Daniel 10:8-10 La Biblia de las Américas (LBLA)
Me quedé solo viendo esta gran visión; no me quedaron fuerzas, y mi rostro se demudó, desfigurándose, sin retener yo fuerza alguna. Pero oí el sonido de sus palabras, y al oír el sonido de sus palabras, caí en un sueño profundo sobre mi rostro, con mi rostro en tierra. Entonces, he aquí, una mano me tocó, y me hizo temblar sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos.
Daniel 10:8-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
De modo que quedé allí solo para contemplar tan sorprendente visión. Las fuerzas me abandonaron, mi rostro se volvió mortalmente pálido y me sentí muy débil. Entonces oí que el hombre hablaba y cuando oí el sonido de su voz, me desmayé y quedé tendido, con el rostro contra el suelo. En ese momento, una mano me tocó y, aún temblando, me levantó y me puso sobre las manos y las rodillas.