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1 Samuel 17:40-54

1 Samuel 17:40-54 RVC

y tomando su bastón de pastor escogió del arroyo cinco piedras lisas y las puso en su morral; luego, tomó su honda y fue al encuentro del filisteo, que también se encaminó hacia David, precedido de su escudero. Y cuando el filisteo vio a David, lo miró con desprecio, pues este era un jovencito rubio y bien parecido. Entonces el filisteo le gritó a David: «¿Soy acaso un perro, para que vengas a darme de palos?» Y maldijo a David en nombre de sus dioses, y lo amenazó: «Ven acá, que contigo voy a alimentar a las aves de rapiña y a los animales salvajes.» Pero David le respondió: «Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y jabalina; pero yo vengo contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos. Te voy a vencer, y te voy a cortar la cabeza, y los cadáveres de tus compatriotas se los voy a dar a las aves de rapiña y a los animales salvajes. Así en todos los pueblos se sabrá que hay Dios en Israel. Toda esta gente va a saber que el Señor no necesita de espadas ni de lanzas para salvarlos. La victoria es del Señor, y él va a ponerlos a ustedes en nuestras manos.» Y cuando el poderoso filisteo se encaminó para encontrarse con David, este rápidamente se colocó en línea de combate frente al filisteo, metió su mano en el morral y, sacando una piedra, la colocó en su honda y la arrojó con fuerza al filisteo. La piedra se incrustó en la frente de Goliat, y este cayó con la cara al suelo. Así fue como David venció al filisteo: con una honda y una piedra. Lo hirió de muerte sin necesidad de usar la espada. Luego corrió y desenvainó la espada del filisteo, y se subió sobre él para rematarlo, y finalmente le cortó la cabeza. Y cuando el ejército de los filisteos vio que su gran guerrero estaba muerto, se dio a la fuga. Pero los del ejército israelita y los de Judá lanzaron fuertes alaridos y se fueron por todo el valle, en persecución de los filisteos, y los siguieron hasta las puertas de Ecrón. Por todo el camino que va a Sagarayin, Gat y Ecrón, los filisteos quedaron tendidos y heridos de muerte. Después de perseguir a los filisteos, los israelitas volvieron y saquearon su campamento. Por su parte, David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, aunque las armas del guerrero las guardó en su tienda.

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