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San Mateo 26:1-25

San Mateo 26:1-25 RVC

Cuando Jesús terminó de decir todo esto, dijo a sus discípulos: «Como ustedes saben, dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.» Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio de Caifás, el sumo sacerdote, y se confabularon para aprehender con engaños a Jesús, y matarlo. Pero decían: «Que no sea durante la fiesta, para que no se alborote el pueblo.» Mientras Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el leproso, se le acercó una mujer. Llevaba un vaso de alabastro con un perfume muy caro, que derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron y dijeron: «¿Pero qué desperdicio es este? ¡Pudo haberse vendido esto por mucho dinero, y ser dado a los pobres!» Jesús se dio cuenta de esto, y les dijo: «¿Por qué molestan a esta mujer? Lo que ha hecho conmigo es una buena obra. Porque ustedes siempre tendrán a los pobres, pero a mí no siempre me tendrán. Lo que ha hecho ella al derramar sobre mí este perfume, es prepararme para la sepultura. De cierto les digo que en cualquier parte del mundo donde este evangelio sea proclamado, también se contará lo que esta mujer ha hecho, y así será recordada.» Entonces Judas Iscariote, que era uno de los doce, fue a ver a los principales sacerdotes, y les dijo: «¿Cuánto me darían, si yo les entrego a Jesús?» Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Desde entonces Judas buscaba el mejor momento de entregar a Jesús. El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida de la pascua?» Él les indicó ir a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y decirle: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca. Celebraré la pascua con mis discípulos en tu casa.”» Los discípulos hicieron lo que Jesús les mandó, y prepararon la pascua. Cuando llegó la noche, Jesús se sentó a la mesa con los doce, y mientras comían dijo: «De cierto les digo, que uno de ustedes me va a traicionar.» Ellos se pusieron muy tristes, y cada uno comenzó a preguntarle: «¿Soy yo, Señor?» Él les respondió: «El que mete la mano conmigo en el plato, es el que me va a entregar. A decir verdad, el Hijo del Hombre sigue su camino, como está escrito acerca de él, ¡pero ay de aquel que lo traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido!» Entonces Judas, el que lo iba a traicionar, le preguntó: «¿Soy yo, Maestro?» Y Jesús le respondió: «Tú lo has dicho.»

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